Jugosa y de textura más parecida a los cakes ingleses, esta coca dura varios días más que la tradicional pero guardada en la nevera dentro de un taper; el mucílago que contiene la chia -que sustituye a los huevos de la receta original- se encarga de ello.
En este caso, no debemos preocuparnos de los aminoácidos esenciales: la espelta, el aceite de oliva virgen extra, la avena, la miel y la levadura de cerveza nos aseguran todos en cantidad suficiente.
Otra particularidad de esta masa es que no es líquida ni cremosa y durante la cocción no sube, a pesar de llevar levadura; cruda es como una masa de empanada de consistencia blanda, fácilmente untable en el molde con una espátula. El tamaño del molde depende de si os gusta como un plum-cake o si os gusta de unos dos dedos de grosor. En esta ocasión he utilizado un molde de 30x20 para que me quede estrecha.
Ingredientes
250gr harina de espelta integral
2 cucharadas soperas de semillas de chia
1/2 vaso leche de avena
1/2 vaso de AOVE
1/2 vaso escaso de miel
jugo de 1 limón
ralladura de 2 limones o al gusto
25gr levadura de cerveza fresca
canela en polvo al gusto
molde para horno forrado de papel para hornear
Preparación
- Hidratar las semillas de chia con la leche de avena 20 minutos.
- Desleír la levadura con el aceite, la miel, el zumo y la ralladura de limón.
- Añadir las semillas y la leche a la mezcla y batirlo con varillas hasta que esté bien amalgamado.
- Añadir la harina a la mezcla y con una espátula amasar hasta su completa unión.
- Repartir en el molde, espolvorear con canela y hornear unos 30 minutos. Dejar enfriar fuera del horno.