No suelo escribir experiencias personales. Como sabéis, este es un
blog de cocina principalmente vegetariano, pero creo que en esta ocasión
vale la pena hacer una excepción.
La protusión de la L5S1, comúnmente
llamada hernia discal lumbar, es una dolencia generalizada y ahora lo
se, muy, muy dolorosa. Sólo pretendo ofrecer otra experiencia más para
ayudar al cuerpo a reabsorberla con éxito y en ningún caso sustituir a
los médicos. De hecho, seguimos sus indicaciones hasta que nos quedamos
sin opciones por las intolerancias medicamentosas que mi hija sufre y
que no eran nuevas para nosotras. Aquí dejo nuestra experiencia, tan
solo para que quede documentada.
¿Cómo llegué a descubrir el valor antiinflamatorio de las semillas de chía?
Hace un tiempo ya os comenté por qué empecé a utilizar el lino,
pero este mes de marzo pasado se me planteó un pequeño problema:
teníamos planeado realizar el Camino de Santiago desde Astorga y quería
prevenir cualquier tipo de dolor articular por exceso de ejercicio
acumulado, dolor muy típico en mi, entonces pensé en llevarme mi
superbatidora para triturar el lino. Ja!!. Mi mochila pesaba 12k sin
contar con ella...no podía llevarla :(, había que encontrar otro
antiinflamatorio que no tuviera que triturar y fuera fácil de tomar. Y
encontré las semillas de Chía :)
Busqué información en páginas solventes para saber qué era la chía, sus propiedades, su composición nutricional, sus contraindicaciones, cómo tomarla y cual era la dosis mínima a tomar pues yo partía de una situación sin dolor.
Mi
experiencia fue muy satisfactoria. La tomé desde el primer día (dos
cucharadas de postre) y durante unos días después de terminar el Camino
para la recuperación, disminuyendo la cantidad tomada hasta el
no-consumo. Y puedo decir que no tuve dolores articulares más allá del
cansancio propio de cada jornada -una media de 27km/día y 12kg de
mochila- y que cada mañana me levantaba lista y sin dolores.
Ésta fue mi experiencia con la chía, pero a tres días de acabar el Camino...
...
mi hija nos llamó y confesó que estaba postrada en cama sin poder
moverse por una hernia discal en la L5S1 que le pinzaba el nervio
ciático con dolor incapacitante hasta la planta del pie, y que la
medicación con antiinflamatorios y paracetamol que le habían mandado le
había producido efectos secundarios (heces negras y dolores de cabeza),
quedando la opción de tomar cortisona para paliar la inflamación y el
dolor.
Se me pusieron todos los
pelos de punta : "cortisona noooo", le dije, "me quedan tres días,
quítate todos los medicamentos, quédate en cama -era fin de semana- y en
cuatro días estoy allí y vemos que hacemos".
Al
final no fueron cuatro días, no pude llegar antes de una semana desde
su llamada, pero lo importante fue que por teléfono ya habíamos empezado
una especie de desintoxicación medicamentosa de su hígado -ya teníamos
experiencia con otro medicamento que le sentó muy mal- para que cuando
yo llegara pudiésemos empezar con cualquier hierba medicinal para
aliviarle el dolor y la inflamación del disco.
Buscamos información (estos links son sólo una muestra) sobre la protusión discal L5S1
por toda la red, ella es biomédica y tiene buenas fuentes de referencia
para contrastar la información, recogimos información sobre tratamientos naturales
que nos pudiesen orientar para intentar ayudarla (pues le dijeron las
médicas que el cuerpo la reabsorbería y lo que había que hacer era
reducir la inflamación y paliar el dolor). Así que nos pusimos manos a
la obra.
Y aquí es
donde puedo decir que la chía ha demostrado todo su valor. Tras dos
meses de tomar semillas de chía remojadas durante 12h, y experimentar si
era mejor enteras masticadas o trituradas con batidora -mejor
trituradas-; si en una toma o dos -en dos tomas-; y la cantidad en cada
una de ellas (partíamos de la cantidad que yo había tomado); podemos
decir que la inflamación va remitiendo y por consiguiente ha dejado de
pinzar el nervio ciático; el dolor ha ido menguando paulatinamente
(también comprobamos -en los primeros días- que los analgésicos
naturales: hipérico y manzanilla amarga le bajaban demasiado la tensión,
por lo que ella decidió tomar sólo la chía. En este punto, aumentamos
la dosis a 2cuch/12h; mañana y noche). La sensibilidad que había perdido
en la pierna ha ido volviendo, aunque con muchos hormigueos ;) y su
vida ha vuelto prácticamente a la normalidad aunque con unos pequeños
cambios en su rutina diaria: tener especial cuidado en ciertos
movimientos, encontrar un asiento que no le produzca dolor, dormir sobre
un grueso tablero en el suelo para que la columna vuelva a su posición
correcta todas las noches, caminar todos los días e introducir unos ejercicios específicos para reforzar la columna.
No
ha sido fácil para ella esta época que empezó hace seis meses y culminó
en los dos últimos. Ha sido muy duro y doloroso. Pero lo ha conseguido.
Campeona.
A medida
que nos íbamos dando cuenta de la ayuda que suponía la toma de las
semillas de chía, también advertíamos que en ningún sitio encontrábamos
referencias de su aplicación como antiinflamatorio más allá de decir que
lo era. Por eso pensamos que cuando todo pasara y estuviéramos seguras
de que la mejoría era atribuible a la chía, teníamos que compartirlo, a
modo de experiencia personal, para que otros pudiesen tener una
referencia personal del uso de la chía para tratar una hernia discal.
Queríamos igualar el tratamiento que la médica dijo que se hacia en estos casos: antiinflamatorio+analgésico.
Como
analgésico probamos dos (la manzanilla amarga y el hipérico) en
infusión máximo tres veces al día; los resultados ante el dolor fueron
positivos pero empezó a tener dolores de cabeza y comprobé que le
bajaban la tensión.
Como
antiinflamatorio utilizamos la Chía. La dosis inicial que usamos fue
2cucharadas de postre/día. Cuando suspendimos los analgésicos,
aumentamos la dosis de chía a dos tomas al día, una por la mañana y otra
por la noche. Esta pauta de dos tomas al día, la ha mantenido hasta que
el pinzamiento ha desaparecido, es decir la pierna ha dejado de doler y
hormiguear, quedando identificable el dolor lumbar solamente.
En
este punto, curioso que no sucediera antes, los efectos laxantes de la
chía hicieron su aparición y fue cuando ella decidió bajar la dosis a
una sola toma diaria hasta que desapareciera también este dolor. Yo
siempre digo que hay que escuchar a tu cuerpo.
Todo
el proceso ha durado unos dos meses y medio, pero hay que tener en
cuenta que ella partía de una situación que la mantenía rígida, tan
dolorosa que aun estando tumbada no encontraba mejoría, no podía
sentarse, ni ponerse o quitarse calcetines, zapatillas o pantalones.
Estoy
segura que si vuelve a producirse la hernia, primero la reconocerá
desde el primer latigazo y el tratamiento será mucho más corto. Pues, si
con lo mal que estaba, esta vez lo notó desde el primer día, si el estado
en que se encontraba no hubiera sido tan malo, seguro que la mejoría
total habría llegado mucho antes.